Un antiguo cuento indio nos enseña la indiscutible verdad de nuestras creencias interiores y su poder en el desarrollo pleno del ser:
Un guerrero indio se encontró un huevo de águila, el cual recogió del suelo y colocó más tarde en el nido de una gallina. El resultado fue que el aguilucho se crió junto a los polluelos.Así, creyéndose ella misma gallina, el águila se pasó la vida actuando como éstas.
Rascaba la tierra en busca de semillas e insectos con los cuales alimentarse. Cacareaba y cloqueaba. Al volar, batía levemente las alas y agitaba escasamente su plumaje, de modo que apenas se elevaba un metro sobre el suelo. No le parecía anormal; así era como volaban las demás gallinas.Un día vio que un ave majestuosa planeaba por el cielo despejado.Volaba sin casi batir sus resplandecientes alas dejándose llevar gallardamente por las corrientes de aire, la luz del sol acariciaba su plumaje mostrándola como un ser casi divino.-¡Qué hermosa ave! -le dijo a la gallina que se hallaba a su lado.
¿Cuál es su nombre?-Águila, la reina de las aves - le contesto ésta. Pero no te hagas ilusiones: nunca serás como ella.
El águila dejó, en efecto, de prestarle atención.Y con el tiempo murió creyendo que era gallina…
Este cuento nos enseña la fuerza que tienen los pensamientos.
Tu cerebro, tu mente es la maquinaria del potencial ilimitado de tu ser, ahí es donde puedes programar tu misión en la vida, tus sueños, tus valores y principios, pero también, es donde puedes programar tu incapacidad, tus limitaciones, tus frustraciones, tus miedos, y falsas expectativas acerca de ti mismo. Así como puedes ver, el resultado positivo o negativo que obtengas en la vida, depende básicamente de lo que depositaste en tu mente.
Extraido de www.seminarios.com.mx
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